Estas fiestas representan las efemérides de la independencia de la ciudad. Se puede considerar la primera fiesta propia, por ser republicana y que no ha sido heredada de la colonia. Se conmemora que el 11 de noviembre, Pedro Romero al frente de los Lanceros de Getsemaní y del resto del barrio asaltaron armados de lanzas, fusiles y puñales, sus hombres irrumpieron en el salón donde se encontraban reunida la junta y exigieron una serie de peticiones, como lo son la independencia absoluta de España, extinción de la Inquisición, oficialidad americana en el Regimiento Fijo, división tripartita del poder, amnistía para los implicado en el levantamiento de Mompox contra Cartagena y devolución de los fusiles confiscados a comisionado de Cundinamarca, que en los cuerpos de pardos los oficiales fuesen pardos.
La primera conmemoración fue realizada el 11 de noviembre de 1812 con luminarias, misa solemne, y regocijos con máscaras, disfraces, música. Esta se realizó hasta el sitio de Pablo Murillo a la ciudad y luego, se decretó como día oficial de la efeméride de la independencia de la ciudad.
Durante el siglo XIX, se celebraban el 11 de noviembre y los dos días siguientes, es decir, 3 días de actos solemnes, discursos conmemorativos y bailes públicos en la noche, y a finales del siglo se unieron a la celebración escuelas y sectores gubernamentales, estamentos militares y la elite local.
En el siglo XX aconteció el Centenario de la Independencia, la cual fue preparada con varios años de anticipación, dándose la construcción del Parque del Centenario como monumento a los próceres caídos en la revuelta y muchas otras actividades. Los principales sitios de la festiva eran la Plazuela – Plaza de la Proclamación-, el Parque Bolívar y los alrededores de la Catedral, donde residían las familias distinguidas o prestantes. En las fiestas había zonas reservadas para los distintos grupos de acuerdo a “cierta categoría” social, además, los bailes más exclusivos como el del Club Cartagena, se debía estar bien trajeado para la ocasión.
Así estas fiestas se pueden entender como expresiones espontáneas revestidas de formalidad, que poco a poco se iba alejando de la fiesta republicana solemne, pomposa, llena de rituales cívicos y patrióticos. Las transformaciones de las fiestas, entre otras, se beneficiaron de la influencia de cabildos de negros e indígenas y del carnaval, les dieron un vuelco importante a las fiestas. De esta manera se pasó de los bailes de gala con pasillos, valses y contradanzas, de la emulación de las fiestas francesas con arcos del triunfo, los discursos sobre la libertad y los conceptos de soberanía, los juegos florales y las reinas se pasó a una celebración en donde la población se volvió más participativa.
En las fiestas se introduce el son, el danzón, tango, el foxtrot, el jazz, entre otros ritmos. Toda una muestra de la pluralidad del Caribe.
Las conmemoraciones de la independencia afrontaron una crisis de identidad histórica y de su carácter festivo y fueron reducidas a una condición subalterna frente al Concurso Nacional de Belleza. Quizá por eso surgió la necesidad de recuperar para la ciudadanía una celebración que durante las últimas cuatro décadas del siglo xx fue padeciendo de una aguda degradación de todo sentido histórico y se transformó, por la apropiación que de ella hicieron grupos empresariales y políticos, en otro tipo de certamen: un negocio privado, mediático, que nada tiene que ver con su origen.
El nombre de Fiestas de Independencia fue dado como parte de las investigaciones y reflexiones realizadas en su proceso de revitalización iniciado en la primera década del siglo XXI, antes conocidas como fiestas de noviembre o fiestas novembrinas.
Son muchos los factores que contribuyeron al debilitamiento de las fiestas, entre ellos, la continuidad histórica de la subvaloración de lo popular festivo; la discriminación racial y la desigualdad social; el acentuamiento de la segregación simbólica; la falta de apropiación social de la tradición cultural, histórica y cívica; la inacción de la academia y la intelectualidad; la falta de pertenencia de la clase dirigente; la desarticulación y fragmentación social y territorial que ocurre en el la ciudad durante el siglo xx; el auge mediático del Concurso Nacional de Belleza; y el empobrecimiento económico agudo de la población.
Asesoria de proyectos: Culturales, museológicos y archivísticos.
"Al día con el patrimonio” es una actividad para los docentes y debe realizarse 7 días antes de la visita en los siguientes horarios: Martes y jueves 9:00 am. - 3:00 pm.