Después de la fundación de Cartagena por don Pedro de Heredia en 1533 y de un gran incendio que en 1552 destruyó lo poco que se había construido, se empezó a levantar, en 1597, lo que actualmente se conoce como la Ciudad Vieja, un rincón de casas coloniales y señoriales. Desde ese momento, la mayoría de las calles de la Ciudad Vieja empezaron a ser bautizadas por el cabildo con nombres de advocaciones de la Santísima Virgen. Sin embargo, los fueron cambiando por los de importantes vecinos que habitaban en ellas o por causas difíciles de explicar y que hoy día asociamos a la historia oral del pueblo cartagenero.

El encanto de cartagena está compuesto por el recorrido que se hace de cada una de sus calles. A diferencia de otras ciudades hispánicas y coloniales que están adornadas de soberbias construcciones y excesivos adornos, el conjunto de sus calles revela transparentemente la esencia del pasado y el sentir del presente. En ellas se pasean orondos los fantasmas de Gobernadores, inmigrantes, comerciantes, inquisidores, esclavos, frailes, herejes, piratas, virreyes etc.

Según Roberto Burgos, director de la Academia de Historia de Cartagena, estas anécdotas referidas a la historia de los nombres de las calles cambian de acuerdo con la tradición oral y corresponden a la visión de las cosas de cada generación. Es evidente que están rodeadas de fantasía, pero gracias a eso, la historia recobra su vivencia.

No tenemos certeza de que las narraciones de nuestras calles sean reales, inventadas o estén distorsionadas, lo cierto es que el alma de cualquier ciudad está en sus calles, y las de Cartagena son un vivo ejemplo de ello. Sin ellas, la historia hubiera sido distinta; en ellas se fraguó el heroísmo del manto glorioso que la acompaña hasta la inmortalidad y que le merece el honor de ser Patrimonio Histórico de la Humanidad.

Dentro de la descripción que se hace de cada una de las calles de nuestra ciudad, muchas de las aquí reseñadas se sustentan a partir de la referencia Bibliográfica de Donaldo Bossa Herazo, Nomenclátor Cartagenero.